Estas estafas se han vuelto tan complejas que son casi imposibles de detectar, y van a por los empleados de las empresas
Las estafas dirigidas a empleados están alcanzando un nivel de sofisticación sorprendente gracias al uso avanzado de Inteligencia Artificial. Los ciberdelincuentes emplean técnicas de suplantación hiperrealistas, capaces de imitar voces y rostros de directivos mediante deepfakes, complicando la detección incluso para equipos entrenados. El phishing tradicional evoluciona hacia escenarios mucho más personalizados mediante IA generativa, poniendo a prueba los protocolos de seguridad internos. Un dato destacable: algunas empresas han detectado fraudes donde el ‘CEO’ solicitaba transferencias urgentes en tiempo real, mezclando tecnología y psicología social para manipular a los trabajadores. ¿Es tu organización capaz de diferenciar entre una videollamada real y una falsa?
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