La IA que usamos se construye sobre algo más que algoritmos: el trauma de miles de trabajadores mal pagados en países en desarrollo
Detrás de cada avance en inteligencia artificial hay una realidad que suele pasar desapercibida: el trabajo invisible de miles de personas en países en desarrollo. Estos ‘labelers’ o anotadores de datos, pieza fundamental para el entrenamiento de modelos, enfrentan jornadas largas, remuneraciones bajas y duros impactos psicológicos. El artículo revela cómo la economía digital depende del esfuerzo humano, y cómo la rapidez de la tecnología puede dejar a su paso un rastro de injusticia social. Recordar que la ética en IA no solo es algoritmos, sino también condiciones laborales, puede ayudarnos a construir un futuro más justo e inclusivo.
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